El allá, las redes sociales y chat GPT

Vivimos en una época en la que las noticias se buscan, se siguen, se leen y se sienten en tiempo real. Cuantas veces amigas y, yo misma, comentamos entre risas que estamos más informadas de lo que pasa allá que en el propio país donde vivimos. 

– Mira esto, que locura lo que está pasando allá.

– Si estuviera allá estaría en esa manifestación.

– ¿Cómo hago para acompañar a las compas que están luchándola y resistiendo allá?

Allá, lo digo y sé que no hace falta agregar nada más. La migranta entiende y conoce a la perfección que esa palabra es una línea geográfica imaginaria, una frontera invisible, un viaje en avión, barco, tren o caminando a ese país que dejamos. Es esa valija con solo veinte kilos que nos dejaron facturar y el pensar en ese sweater tan abrigado, pero viejo, que tuvimos que dejar, lo que nos lleva a preguntarnos repetidas veces si ¿seguirá en esa caja? Si ¿la habrán tirado? Y cuando digo sweater digo mis cosas, cachivaches y recuerdos. Quiero creer que todo sigue ahí, intacto. 

Yo soy de la camada del 2001, si me permiten dividir nuestros flujos migratorios de esa forma. Mi familia se vio muy afectada por el desempleo y posterior crisis financiera que culminó con el “corralito”. Ahí terminamos de perder lo poco que nos quedaba. Migré un par de años después, buscando un presente y futuro mejor y tan traumatizada que recién en el 2013 pude abrirme una cuenta en el banco. Mi familia y amigas siguen allá y eso me hace querer seguir en conexión. Me preocupa.

Ese deseo, siempre presente, de mantenerme informada y conectada con el allá se intensificó desde la asunción del nuevo gobierno y va incrementando día tras día. Me despierto y busco, asustada, que nueva medida fue tomada en detrimento de los derechos de los que se quedaron allá, que nuevo recorte, que grupo va a caer hoy, que otro “sacrificio” se le está mandando a hacer al pueblo ya de por si machacado. 

Durante una de las manifestaciones, tres mujeres fueron detenidas por estar sentadas en la calle, abrazadas y cantando el himno. Sentí que hubo una reacción de alerta colectiva ante esta detención en donde la finalidad inmediata fue identificarlas, saber a donde habían sido llevadas y bajo que cargos. El miedo, tan real, palpable es un claro vestigio del pasado histórico de un país en donde, durante la dictadura militar de los años 1976-1983, desaparecieron 30.000 personas. Muchas veces siento que, como migranta, el activismo en redes es mi manera de acompañar y apoyar desde la distancia, muchas veces me pregunto sobre su eficacia, este es un tema que seguiré explorando. Compartí ese video en mis redes con el nombre de las tres y una de mis ancestras que, -permítanme decirles que es mujer, jubilada y no es de la casta y que, lamentablemente, migró de Facebook a Instagram; me respondió riéndose. 

No agregó nada más pero el mensaje fue claro. 

-No le des bola, me imagino que algunxs me dirán y eso fue lo que intenté hacer al principio, pero la molestia seguía convirtiéndose en rabia y mutando en dolor. Cuando estoy así, me ayuda teorizar lo que estoy sintiendo, encontrar conceptos y definiciones de las situaciones que voy atravesando. Llevo un tiempo maravillada con el chat GPT al que le “hablo” para que me ayude en ese proceso. Le pregunté qué significa cuando alguien se ríe de algo que te importa y que tipo de conducta es. Me respondió que algunas posibles interpretaciones pueden ser falta de sensibilidad, desacuerdo o incomprensión, burla, nerviosismo y que es una conducta desconsiderada, despectiva, insensible, irrespetuosa, inapropiada. Eso era.

Lo mismo pasa cuando leo las noticias, normalmente en Instagram y X, a veces ignoro la sección de comentarios, pero es difícil hacerlo. La sensación no es tan intensa como cuando es una ancestra la que te comenta, pero sí que genera molestia. 

En inglés hay un término que define esto: doomscrolling; que consiste en el hábito de desplazarse de manera compulsiva por las noticias para consumir información negativa y perturbadora. Me parece un montón eso y, no creo que sea lo que hago habitualmente, pero aun así voy a mantenerme atenta. Espero que vos, que estas leyendo esto, también prendas ese sensor de alerta, por las dudas, para cuidarnos y darte el permiso de decir: -hasta acá llego hoy.

Las noticias, la crisis, lo desconocido y lo tan conocido que se siente. El miedo de que se repita lo que pensamos que no volvería a pasar. Las amenazas y los discursos de odio que ya escuchamos, que nos afectan a todas, las de acá y la de allá. Una vez más no tengo consejos para dar, pero si quiero aprovechar este espacio para pedirles que me conviden alguno. ¿Ustedes como manejan las noticias e información en este clima violento? ¿Cómo cuidan su salud mental? ¿Cómo se sienten? ¿Cómo piensan que podemos acompañar a las compañeras que están allá? ¿Cómo tomar un poco de distancia cuando sea necesario?

A las de allá y las de acá les digo: nos tenemos!

Abrazos.

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