El aborto en las novelas

Por María Etcheverriborde. Lic. en Artes Audiovisuales. 

Si al momento de abortar hubiera tenido más imágenes que las de las escaleras, seguramente todo hubiera sido más fácil. 

Hasta ese momento, todos los embarazos no deseados o concebidos por fuera del amor que había conocido, se solucionaban en una caída, por la escalera 

Desde ese día me acompaña la pregunta sobre ¿por qué el audiovisual elige poner en plano la interrupción del embarazo  siempre desde «la pérdida», y lo justifica desde un accidente? ¿Por que las pocas que se atreven a practicarse un aborto, en la novela,  mueren arrepentidas por su «asesinato «? ¿Que intereses esconde esta operación de sentido? ¿Es solo una cuestión de censura ? ¿La legalidad del aborto en nuestro país cambió las narraciones ? ¿Que pasa con el aborto en la novela ? 

Rara vez las protagonistas buenas pierden bebés. Las que generalmente ruedan por las escaleras son las malas o las no tan buenas, cuyas bendis son producto de sus romances con el galán: de coger sin amor.  

La idea de pérdida no sólo hace referencia a la interrupción de la gestación,  sino que  su existencia,  real o potencial, representaba  el enganche, y funcionaban a nivel narrativo como la excusa para retener la billetera y al galán, claro.  Ficticios o reales, los fetos ingenieros ruedan por las escaleras, y asunto resuelto.  

Y a medida que subimos en el continente, el género también resuelve por las escaleras concepciones producto de violaciones, incestos  y mucho más.  Lo más preocupante de esto,  es que sucede sobre todo en las novelas juveniles, y si bien se menciona el aborto, su encuadre siempre es desde el asesinato e incluye la muerte. 

En nuestro país, de la mano de guionistas mujeres, han empezado a aparecer cajas de misoprostol acompañadas por la pregunta sobre el deseo, lo cual sin duda, es una victoria. 

Si la novela es el género destinado a las feminidades, es importante problematizar  en el cómo es representada la existencia de un embarazo, el deseo y las interrupciones de los mismos.  La imagen constituye realidades, posibilidades y la mayoría de las veces, llegamos a muchas decisiones de nuestra vida solo con la info que la tele nos dio. 

El que solo aborten/rueden por las escaleras las malas, es una forma de disciplinamiento. Reafirma la idea de que las mujeres que se guardan a su amado, son las elegibles.  A la vez que salvaguardan los ideales de la familia feliz.

A su vez, el hecho de que siempre las caídas se den en un contexto de discusión del que participan  personajes femeninos refuerza la idea de que la maternidad es «cosa de mujeres»  y  que en consecuencia, se resuelve entre mujeres. Relegando la figura masculina, dejándolo libre de toda responsabilidad.

Habilitar los planos donde nos preguntamos si queremos ser madres, donde hablamos con las socorristas o la misma gineco   nos pregunta si queremos continuar con un embarazo  es fundamental para generar autonomía,  salir de la culpa , el secretismo y el oscurantismo que durante años se deposito sobre la temática. 

 Aunque sea ley es fundamental seguir hablando del aborto,  representarlo,  llenandolo de imágenes e información. Solo así muchas dejaran de pensar que están solas en el baño con su deseo.  

La representación nunca es ingenua, y en momentos en donde muchos países están caminando hacia atrás sobre la legislación que nos permite decidir sobre nuestros propios cuerpos, la imagen se vuelve no solo un lugar de disputa, sino también una trinchera desde la cual seguir disputando sentido.  

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