Cómplices todos…

Si nuestro trabajo te sirve, apoyanos.

Que dolor me provoca lo que atraviesa Silvina Luna y que furia me provoca la cobertura mediática de los sucesos actuales y lo que se desencadenaron esta tragedia que vive.

Llena de periodistas la puerta del hospital donde está internada, miles de publicaciones en medios masivos digitales y no digitales. 

Toda la parafernalia, mediática que todo lo deglute y lo vomita en forma de morbo está lanzada, el relato es homogéneo y unidireccional. La salud de Silvina Luna, que si la bacteria,  que si la intuban o la extuban, que si pidió agua, que si mejora, que si hay que rezar, que quien es Silvina Luna, que Gran Hermano, que quienes fueron los famosos que donaron sangre y quienes no, que el hermano dijo, que no se quien dijo, que el médico que la envenenó en 2010 ahora dice esto o aquello. 

Y que la culpa es de ella. 

No lo dicen así, por supuesto. Todavía no se atreven a tanto. Pero…

Que quiere decir que no se hable acerca de por qué una mujer que encarna entero el ideal de belleza se somete antes de los 30 años a una cirugía donde le sacan grasa del abdomen, y se la ponen en los gluteos junto con metacrilato. 

¿Por qué no se dan números sobre la cantidad de cirugías estéticas de estas características que se hacen en el país? 

¿Por qué no se habla en los programas de chimentos, en los medios, en los perfiles de las influencers sobre cuántas cirugías deben hacerse las mujeres que quieren circular por esos espacios de visibilidad, cuánto sufren y cuánto tienen que “invertir” en eso? 

No, de eso no se habla, Silvina Luna está sola, se habla del caso com si fuera la única mujer en la Argentina estafada por un cirujano. No no es la única, son miles las estafadas, las muertas, las que vieron arrasada su salud, las que vieron desmejorada su apariencia. 

Pero nada, ni un número, o si te tiran un número es un número suelto, como si hubiera una pulsión genética que llevara a las mujeres a someterse con fines estéticos a cirugías que las matan. Cómo si los medios, y sus principales anunciantes no tuvieran nada que ver con esto. 

Sin hablar de esto, lo que están diciendo es que la culpa es de ella a quien hacen aparecer como una mujer tonta, que toma malas decisiones aisladamente, negando la dimensión política, económica y cultural del problema. Lo que están diciendo es que la culpa es nuestra.

Silvina Luna no es un caso aislado, no es la tontita que se hizo una cirugía y salió mal, cómo la quieren hacer aparecer los medios que titulan sus notas con citas de ella diciendo que como se usaban las tetas así y el culo asá ella se sometió a esta cirugía.

Silvina es una más de nosotras, una más entre las cientos de miles que entran a un quirófano alquilado en el microcentro de Buenos Aires o en las ciudades de todo el país, con la promesa de alcanzar eso que se escabulle entre los dedos. 

Silvina es una víctima más de la violencia estética en la que vivimos, como bien conceptúa la Socióloga Esther Pineda.

¿Saben cuanto dinero mueve el mercado de las cirugías plásticas por motivos estéticos? Según Forbes, solo en 2021 y 2022 más de 70 mil millones de dólares. Es mucha plata. Hay muchos de esos millones dispuestos en marketing y publicidad, sobre todo encubierta. Hay muchos señoros, haciéndose ricos gracias a nuestra autoestima arrasada y nuestra salud deteriorada, y digo señoros porque el 85% de los cirujanos plásticos son varones. 

Silvina no puede hablar ni defenderse está en terapia intensiva de un hospital, mientras los medios  montan un circo mediático en el que le dan voz al cirujano que le arruinó la vida y le permiten excusarse al aire, diciendo que él no era cirujano plástico, que era cirujano (¿?) y repite para quien lo quiera escuchar que parece que son muchos, que él le informó de los efectos adversos a Silvina, y ella igual quizo someterse, como si no supiéramos que hoy las prestaciones médicas son contratos de consumo y adhesión, en los que la información que te dan es la que dice el papel que te muestran y te señalan donde firmar.

Y lo dice con total descaro después de haber recibido una sentencia de 4 años de prisión, poco, por supuesto, nada. 

Silvina está dormida, en terapia intensiva no puede responder.

El circo sigue y esta lógica siniestra de mirar para el otro lado, desviar la atención, como si no tuvieran nada que ver con que Silvina esté dormida, en terapia intensiva y no pueda responder. 

Silvina es una de nosotras, cualquiera de nosotras, de las millones de mujeres alrededor del mundo que crecimos entendiendo más pronto que tarde que si no encajás en el ideal de belleza no sos nadie. Crecimos viendo las imágenes de las mujeres visibles como Silvina.

Silvina quería ser alguien y en este momento, igual que en el momento en el que se sometió a las prácticas médicas que afectaron gravemente su salud, ser alguien siendo mujer es encajar en el ideal de belleza, era, es, y parece que será, el pase al éxito y la felicidad, a la visibilidad, a conseguir un trabajo mejor, a la movilidad social, flaca, joven, blanca, gestualidad sexi pero ingenua, que no molesta, que no dice nada que incomode a nadie.  

Silvina trabajaba en los medios, en el mundo de la moda, en el show business como les gusta decir a quienes lo conforman, todos lugares en los que las mujeres son humilladas, se las pesa, se las mide, se las somete a dietas, se les acercan sustancias que las van a ayudar, se les recomiendan cirujanos, no lo estoy inventando yo, ya son muchas las que cuentan como funciona este bussines que de show tiene cada vez menos.

Silvina encajaba un montón, pero no importa porque nunca alcanza, eso es lo primero que aprendemos de la cultura y de las otras, de las maestras que tenía Silvina en el business, que hay que hacerse más, que hay que parecer siempre de 20, que el culo arriba, que sacate un par de costillas, que ponete un cacho de silicona en las tetas que los hilos de no se que y el metacrilato de no se como que hay que achicar y cortar lo que se ve y lo que no se ve. Y en el camino extraer de vos todo lo vital. Todo lo humano, lo propio. En el camino consumidoras consumidas, objetos de consume que se consumen en el proceso de convertirse en objetos, para ganancia de todo el entramado de industrias y sujetos que se enriquecen extrayendo de nosotras todo lo que pueda ser extraído.

Y si todas se lo hacen, y si los cirujanos firman notas en los medios, circulan por los programas de TV mostrando sus proezas, si muestran a sus clientas, y digo clientas, porque no son pacientas, no padecían nada, no había ni hay motivos médicos para cortar y pegar esos cuerpos,  no estaban enfermas estas señoras y jovenas. Las muestran en sus redes sociales, orgullosos, señalando, los cuerpos editados a fuerza de bisturí, de mujeres que estaban sanas y que yacen en la camilla del quirófano bajo anestesia, toda dibujadas y recién cosidas. Estos señoros son las celebridades de la industria, ellos producen cuerpos a su gusto.

¿Por que Silvina iba a desconfiar? Si todas se lo hacen, si hay que hacérselo para que te sigan llamando. 

Silvina hizo lo que todo el sistema y el mercado en el que se movía le exigía que haga, lo que hicieron otras miles antes y después, incluso con menos beneficios.

La diferencia es que Silvina ahora está dormida, en la terapia intensiva de un hospital comunitario y nos quieren hacer creer que la culpa es de ella, que ella hizo algo mal, que decidió mal, que pobre Silvina, negligente, boba, superficial. 

Nos lo quieren hacer creer los mismos que se enriquecen vendiendo lo que a Silvina la dejó esperando un trasplante, nos lo quieren hacer creer los señoros que reciben millones en auspicios de las marcas que promueven este modelo de feminidad, nos lo quieren hacer creer los señoros que facturan y facturan y facturan en dólares cada cirugía, cada inyección de las miles de sustancias que son capaces de inyectarles a las mujeres, los señoros que modelan nuestros cuerpos a su gusto y nos quieren hacer creer que nosotras elegimos.

Cómplices, todos, la industria de la moda, el business show, los programas de chimentos en los que hablan del cuerpo de las mujeres con menos tacto que los que valúan las vacas en la Rural de Palermo, los medios que te intercalan 10 notas por día sobre la foto hot de fulana que incendió las redes, la publi nota sobre cirugías y tratamientos estéticos. 

Cómplices todos y todas les que que deciden que solo las mujeres que obendecen los cánones de belleza, solo las que se marcan con las marcas de la obediencia, serán visibles, miradas, admiradas.

Cómplices todos, de que hoy Silvina esté dormida, peleando por su vida en terapia intensiva. 

Si esta nota te aporta, invitanos un cafecito para que podamos seguir escribiendo.

Deja un comentario

Carrito de compra
Abrir chat
💬 ¿Necesitás ayuda?
Hola 👋🏻 Estamos disponibles para ayudarte!