“Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres. Está obsesionada con la obediencia de éstas».
Hace unos días leí esa frase de Naomi Wolf en una pancarta de @anybodyargentina y me puso a pensar. Nací en Venezuela, ese país del Caribe famoso por su petróleo, sus playas y sus mujeres bellas, tanto que ostenta un Record Guinness en Reinas de concursos de belleza (fuera de joda, True story) Así que desde que naces y dicen que eres niña, empieza una carrera indetenible por ser «Bella».
Recuerdo pensar cuando veía el Miss Venezuela: Como saben cuál es la más linda? Si son todas iguales? 90-60-90 1,70 de estatura y casi todas de pelo largo y liso. Operadas, todas.
Obvio que yo nunca entré en esa categoría de belleza, las reinas de la clase, ni las madrinas del equipo no tenían el pelo afro ni eran gordas. Así que pasé la vida entera a dieta y en una peluquería. Porque eras bella de acuerdo a una serie de números: tu edad, tu altura, tus medidas, tu peso. Ahora que estoy a 6mil km de casa me doy cuenta, nada de eso te hace linda, pasé todo ese tiempo anestesiada, haciendo lo q me decían, tratando de encajar. Tan lindo que es destacar! Porque quería igualarme a todas? Voy despertando de a poco. Amando mi piel de a poco.
Los estereotipos también son violencia. Nos quieren dormidas, nos quieren confundidas. Piénsalo por ti, por mi y por las que vienen. Hay un millón de cosas que nos hacen hermosas y ninguna se mide con un número.
Por @karminycharol
Ph: @aleroviraruiz para @somosfena
Las heridas emocionales de esa violencia acompañan siempre y aprender a transformarlas en nuestra verdadera belleza es un desafío, pero que acompañado del autocontacto físico con aceptación y amor nos permite seguir cambiando constantemente reflejando y destacando la belleza natural, salvaje y única de nuestra propia luz.
El tema es que la publicidad y el marketing han transformado todo a su gusto, una manifestación pacífica se torna en una guerra callejera, el ejercicio de la democracia se vuelve en una adhesión al fanatismo desmesurado; y lo mismo ha pasado con los «no-estereotipos», es común que una marca «edgy» use modelos con celulitis y granos en la frente (sin taparlos con Photoshop, dado que eso tenemos todes) porque «escucha» a las masas y va con el cambio. Todo se ha ido tergiversando tanto que la media se ha transformado en «El Arquitecto» (de Matrix) y nosotres en un Neo que ni siquiera tiene la oportunidad de enfrentarlo. Han tomado a la revolución y la han transformado en un método de venta.