Cumplo años

Si te gustan / sirven nuestros contenidos apoyanos económicamente acá

Se viene mi cumpleaños.  Hace tiempo que cada año pienso con mucha conciencia si quiero celebrar y de qué manera.  Ha habido de todo: un festejo o varios, muchas personas o poquitas, en casa o en otro lado, a cenar, almorzar, karaoke, fiesta o pasar a saludar.

Este año decidí que quiero hacer una única celebración con mi familia (entre hijas, pareja, hermanos, cuñada y sobrinos, somos 11 en este momento).  Ya les avisé que me gustaría festejar con elles y que les recibo en mi casa.  

Armar un festejo requiere tiempo y dinero.  Decidí que quiero ser muy cuidadosa en cómo utilizo esos dos recursos fundamentales en mi vida, para hacerlo con mucha conciencia, porque si no presto atención, el costo para mí puede ser muy alto.  Cuando digo “costo” me refiero no solo a lo económico, sino al costo en mi estado de ánimo y mi cansancio.

Hace unos años me di cuenta que si hacía demasiado para preparar una celebración, cuando llegaban las personas invitadas, yo ya no tenía disponibilidad para recibirlas.  Quería que se fueran apenas llegaban.  Me encontré con ese límite que no me gustó mucho, pero se me imponía.  Desde ese hallazgo, intento buscar en cada ocasión, una forma de celebrar que yo disfrute, me sienta satisfecha, cómoda y sea coherente con mis posibilidades.

Estos días, estoy programando lo mejor posible los días anteriores para llegar a ese día descansada y con resto para compartir y disfrutar.  Esta semana estuve muy atenta, reduje mis actividades extra a lo indispensable y mantuve en agenda todo lo que me despeja, me contiene y me relaja.

En un momento pensé en ir a la peluquería.  Hace años que voy solo para cortarme el pelo dos o tres veces al año y, en las épocas en que uso flequillo, un poco más seguido.  Pero concluí que ese tiempo que me iba a llevar ir, lo quería usar para otra cosa.  Quiero contar con más tiempo para preparar lo demás.  El aspecto de mi pelo no es una prioridad para mí este año en el festejo de mi cumpleaños.

Pensé con detenimiento qué comida quiero ofrecer y si la compro hecha o la preparo.  Otra vez, las variables de tiempo y dinero aparecen con contundencia para tomar la decisión.  Un guiso de lentejas, eso era lo que quería comer yo y estaba segura que a las demás personas les iba a gustar.  Si lo compraba hecho iba a ser más rápido pero más caro y si lo preparaba yo invertiría más tiempo y menos dinero.  Me di cuenta que me podía organizar con el tiempo de preparación que requiere y que cocinar en este momento es una actividad que disfruto.  Con lo cual, el día de mi cumpleaños le voy a dedicar unas horas a cocinar y, esta vez, me resulta un lindo plan.

Lo mismo voy a hacer con la torta.  En un rato empiezo a preparar un bizcochuelo de chocolate con una receta de mi abuela materna.  Mañana le pongo dulce de leche en el medio y la cubro con una mezcla con la que mi mamá cubrió muchas de mis tortas de cumpleaños en mi infancia.  Este año es lo que quiero hacer, otros años no fue así.  

Lo que más quiero es disfrutar del festejo, de estar con las personas que invité, reírme, que nos abracemos, sentir su complicidad.  Disfrutar la comida.  Ponerme ropa y zapatos con los que me sienta cómoda, no importa si hace mucho o poco que están en mi ropero.  Las uñas sin pintar.  El pelo como quede.  Algo de maquillaje si me da ganas en el momento.  Y un poquito del perfume que me regaló mi papá hace años, un fondito le queda y me encanta.

El tiempo, mi tiempo.  Cómo lo quiero usar.  Cómo influye el paso del tiempo en mis decisiones.  Quién soy.  Qué es lo que realmente me importa. Cómo quiero celebrar mi vida, el paso del tiempo en mi vida hoy.  Todas esas frases y preguntas me acompañan estos días.

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

si te gustan / sirven nuestros contenidos apoyanos económicamente acá