Mi autocuidado desde el decir y el hacer

Si te gustan / sirven nuestros contenidos apoyanos económicamente acá

Uno de los aspectos más sobresalientes de mi autocuidado hoy es decir lo que no me gusta, manifestar mi malestar, reclamar cuando algo me resulta injusto o más de lo que quiero y puedo aceptar.  A veces lo digo con palabras y otras directamente hago algo para que el trato de recibo se parezca cada vez más al trato que quiero recibir.


No quiero aguantar más.  Aguantar lo que no me convencía, no me llevó a ningún lugar al que quiera volver.  Solo me sirvió para llegar al punto en que me resultó demasiado, lo que no es poco.  Y ahora “demasiado” llega antes, con mucho menos ya es demasiado y reacciono.
Constato en mi cuerpo el costo de enojarme.  Me agota.  También me produce inseguridad qué va a pasar con los vínculos en los que manifiesto mi enojo o insatisfacción.  Es verdad que el costo de enojarme es alto, lo sé por mi propia experiencia.  Pero, al menos por ahora, siento que es más alto el costo de callarme, de tolerar más de lo que me resulta aceptable, de dejar pasar.  


Claro que elijo las batallas que quiero librar y, en realidad, prefiero no estar librando batallas sino vivir tranquila.  Así y todo, muchas veces entro en batallas desde las tripas, no desde una elección racional.  Batallar a veces se me impone de la forma en que Norita cuenta en su película, como una decisión visceral.  Y no pretendo comparar o equiparar mis causas con la de ella.  Pero la tomo como referente y considero que mis causas son valiosas porque me afectan y afectan a muchas.


Ella también proponía insistir.  Andrea Tortonese, codirectora de la película, cuando nos contaba sobre el rodaje, sobre el sentido de la película, sobre lo que compartió con Norita mientras la hicieron, se refirió a que Norita era insistidora.  Su forma de insistir parece que era bastante amable, al menos eso entendí.  Yo tomo lo de insistir, y me saldrá como me salga.  Lo iré puliendo mientras practico, a veces con más vehemencia y, si me sale y me conviene, intentaré hacerlo con más calma.


Siento que esto es autocuidado porque tiene que ver con mantener el fuego interno de la ira en un nivel tolerable para mí.  Necesito sacar de algún modo el enojo que me produce sentir que las personas que me rodean, amparadas por este sistema patriarcal en el que vivimos, generalmente sin intención de dañarme, se aprovechan de mí y yo me presto a esa dinámica aniquilante.


Recurro a la energía tan poderosa que me brinda el enojo para poner límites, para no caer en la incondicionalidad.  Si no lo hiciera, me apagaría, me parece que mi cuerpo perdería vitalidad. De hecho, lo sentí así muchas veces, algunas con mucha contundencia.  Y mi cuerpo lo recuerda y me duele.


Así que ahí voy, intentando registrar lo que me parece intolerable e intentando hacer o decir algo para no tolerarlo, para tomar otro camino en el que me sienta autocuidada, protegida, respetada, digna y valorada.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

si te gustan / sirven nuestros contenidos apoyanos económicamente acá