Cuando eras joven y tu corazón
Era un libro abierto
Live and let die
Linda McCartney- PaulMcCartney
El domingo fui a ver a Paul McCartney. Llegaba al estadio sin reponerme de una semana de marcha, veto, pasos firmes hacia el desmantelamiento del Estado y una frase que me rondaba la cabeza: “Nosotros somos los rubios de Haití”. La dijeron en una conversación en la que yo introduje que si seguíamos así, íbamos a terminar como esa isla que cada dos por tres es noticia.
Mientras esperaba que empezara el show, mi mamá y mi tía me mandaban fotos de ellas con mi hijo. El se fue a dormir a la casa de su abuela y eso para ellos es un planazo. Desde que era chiquito mi hijo siente esa casa como propia y circula entre ellos una armonía que les pertenece, y de la que yo no formo parte. Generalmente cuando estoy, esa magia se interrumpe y pasa otra cosa, no siempre agradable. Calculo que tiene que ver con el hecho de que mi mamá y yo terminamos discutiendo.Las fotos que me mandaban me ponían contenta. Mientras, yo disfrutaba el show y cantaba las canciones. Hasta que empezó a sonar Blackbird y se me llenaron los ojos de lágrimas. Me acordaba de una nota en la que Paul McCartney contaba que el mirlo al que refiere la canción personifica, en realidad, a una nena negra que entraba por primera vez a un colegio al que hasta ese momento sólo podían asistir los blancos. Miraba a mi alrededor y me preguntaba si el público sabía qué cantaba. En esta Argentina que excluye a las mayorías mientras algunos hacen todo lo posible para ser “los rubios de Haití”, me preguntaba si se podía cantar Blackbird como si nada.
Pero si este mundo en constante cambio
En el que vivimos
Te hace darte por vencido y llorar
Afirma: vivir y dejar morir
Vivir y dejar morir
Live and let die
Linda y Paul Mc. Cartney
Mientras yo pensaba esto el recital transcurría impecable. Uno de los momentos más destacados fue cuando cantaron Live and let die. A lo imponente de las luces, las pantallas, el sonido se le sumaban los fuegos artificiales cada vez que se entonaba la frase “live and let die” que en castellano significa: “vivir y dejar morir”.
Y en ese instante, me acordé de una pelea que tuve con mi mamá cuando era adolescente. Vivíamos en la casa de mi abuela. Ella y yo no nos llevábamos bien y el clima no era el mejor. Mi mamá siempre quedaba en el medio de ese malestar constante, haciendo malabares entre su madre y su hija. Pero de esta discusión me acuerdo en detalle porque haciéndome la superada le grité: “live and let die». A mi mamá le cambió la cara en una mezcla de odio, desilusión y desprecio y me preguntó si de verdad pensaba eso. Me preguntó si en serio el lema de mi vida era vivir y dejar morir. Me preguntó qué clase de persona podía vivir mientras dejaba que los otros se murieran. Y me dijo, que los que pensaban eso, eran una mierda. Yo me quedé callada.
Y al final
El amor que recibís
Es equivalente al amor que das
The End
John Lennon- Paul McCartney
Esa fue la última estrofa que cantó Paul McCartney esa noche. No me trajo tranquilidad.
La equivalencia es una mentira, como la libertad de mercado, la meritocracia y la igualdad entre hombres y mujeres.
Lo que sí me daba paz, era que mi hijo dormía en la casa de su abuela.