Vivir en Brighton

Viajar me dió la oportunidad de vivir en diferentes lugares, en una cabina de crucero por 9 meses, en la casa de un amigo por unas semanas y en Inglaterra hasta viví en un ex-geriátrico donde se alquilaban las habitaciones y compartían la cocina. Disfruté mucho esta experiencia. El lugar era tranquilo y todos respetaban las reglas. Conocí ingleses, españoles, africanos y una familia rumana viviendo en ese lugar. Todos tenían horarios diferentes y cada cena era un mundo. Con esa gente compartí navidades, noches de película y charlas. Podría decir que fue el tiempo donde más vida social tuve desde que estoy acá. Algunos todavía siguen ahí y otros consiguieron una casa del gobierno que hoy en día no es fácil ya que como en muchos lados, Brighton está enfrentando una crisis de vivienda.


Para poder alquilar una casa particular se necesitan garantes que tengan un determinado sueldo por año, por lo general es un monto elevado y a veces como en nuestro caso, piden hasta 2 garantías. La opción más recurrente es alquilar habitaciones donde compartís gastos y también es una forma de conocer gente. Pero así y todo esta ciudad está entre las cinco más caras de Inglaterra y por una habitación podés pagar a partir de 700 libras al mes. Esto significa que muchas familias dejan la ciudad para vivir en lugares más accesibles y por esta cuestión también se cierran escuelas primarias por la falta de estudiantes y fondos.
Conozco familias con niños que viven en casas compartidas y también comunidades que eligen otras opciones para afrontar esta crisis, como por ejemplo vivir en caravanas. Hoy en día es un privilegio tener un techo y vivir dignamente en esta ciudad.


La experiencia del ex-geriátrico estuvo buena hasta que nació Noam. Lejos estuvo la ilusión de vivir en una casa porque su primer año lo pasó en el hospital y nosotros nos instalamos ahí. A ver, las habitaciones son con vista al mar, baño privado y hasta podría decir que son más grandes de donde estábamos viviendo, así que sí, nos acomodamos a esa rutina y espacio. A pesar de las circunstancias y el choque cultural nos sentimos apoyados y seguros de estar rodeados de profesionales que cuidaban a mi hijo.


Ahora y viéndolo de lejos, aprendí hablar el idioma, a cuidar de él y creo que lo más importante fue poder cuestionar, tomar disiciones y validar mis miedos e inquietudes frente a una Institución de Salud.


Cuando Noam estuvo bien para recibir el alta, conseguimos una casa y pudimos mudarnos. Fue fundamental pedir ayuda para buscar vivienda, garantía y hacer una mudanza, todo eso fue gracias a la generosidad de muchas personas que fuimos conociendo en el camino.
Abrir la puerta de esa casa fue dejar atrás el bullicio de la gente con la que convivimos por dos años y comenzar a disfrutar de la intimidad de nuestra familia y de todo lo que traería mi maternidad, pero ese es otro capítulo.

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