Mi red de mujeres 

Mucho se habla de criar en tribu, o encontrar amistades que estén pasando por lo mismo. Bueno, cuando se vive en otro país, con otro idioma y con el plus de criar a un niño con discapacidad que se enferma seguido; no es nada fácil coincidir con una amiga para tomar un café o compartir un mate y ni te cuento encontrar una tribu. Paso mucho tiempo en casa, lo disfruto, porque tengo mi espacio donde puedo desconectarme del cuidado constante. Siguiendo el consejo de Virshi me armé un cuarto propio. Intento encontrar un balance entre el cuidado, el estar sola y salir de casa, reconozco que esto último me cuesta en la temporada de invierno o de cuidados hospitalarios. 

Entonces por las circunstancias de mi vida encontré nuevas formas de conectarme con personas. 

La pandemia abrió la posibilidad de reunirme con grupos de mujeres que se van conectando desde diferentes latitudes. Son encuentros que se sostienen en el tiempo porque hay un compromiso y una necesidad de conexión con las otras. Así fui construyendo vínculos que creo importantes para mí. Son compañeras de camino, de vida o de la manera que quieran llamarlo. 

En cada grupo se generan conversaciones hermosas, son espacios donde me siento segura de hablar sin ser juzgada, y que son un gran sostén en mi red. La semana pasada dos de las compañeras atravesaban un momento difícil de pérdida y se propuso bordar una palabra para armarles un libro textil como gesto de cariño y acompañamiento. 

Ellas son Mujeres Stitchers, mujeres artistas, pensantes, de habla hispana viviendo por distintos países. Nos juntamos un día a la semana mientras creamos con nuestras manos. En ese silencio creativo surgen conversaciones profundas. Donde nos abrimos a nuestros sentipensares y donde vamos aprendiendo del activismo de cada una a través del arte. De a poco voy conociendo mujeres a la distancia que no encuentro en este país porque siento que nos relacionamos de diferentes maneras. He tenido el privilegio de reírme a carcajadas con personas que hacía horas o unos días había conocido y eso genera una conexión hermosa. Fue lo que me pasó con el grupo de mujeres que crían a niños con discapacidad. Compartí encuentros con tres de ellas y fue maravilloso encontrar el humor en situaciones adversas, son inteligentes y con una fuerza inigualable. Hablamos el mismo lenguaje de vivencias y emociones. Estas últimas semanas fueron mi refugio donde pude ir contando sin tapujos lo que estaba atravesando con Noam.

Y termino mi texto con el comienzo de toda esta trama que conecta ideas, pensares, discusiones y sentires. Hace cuatro años me encontraba atravesando una depresión fuerte. No sabía de dónde venía mi malestar, ni entendía porque estaba triste cuando se esperaba que estuviese feliz. Hasta ese momento venía cumpliendo mandatos sin cuestionamientos. El espacio que encontré en MQNFT fue mi salvación literal. Me posicioné de otra manera en mi vida, gracias a los talleres, lecturas y hackeos. Me reconozco en las voces de las mujeres que forman parte de este colectivo. Sin el empuje de Lala y Paula no le hubiese dado importancia a mi escritura, que hoy en día es una de las actividades diarias que me ayudan a sobrellevar mi vida. 

Creo necesario ponerle foco a estas nuevas formas de amistades o compañerismos que suman a las personales. A mí me ayuda, son las que adopté últimamente, que aprendí a valorar y a celebrar. Es ahí también donde existe el disfrute del encuentro, de la escucha y del bienestar mutuo.

Deja un comentario

Carrito de compra
Abrir chat
💬 ¿Necesitás ayuda?
Hola 👋🏻 Estamos disponibles para ayudarte!