Lo que nos dejó el mundial.

Desde que empezó el mundial empezamos a ver en las redes en general y en las revistas y medios que cosifican a las mujeres este tipo de imágenes y publicaciones.

 

 

 

 

 

Si si, las revistas y medios que se han pasado décadas cosificando mujeres, ahora también cosifican varones – no nos olvidamos de los niños, ya hablaremos de eso- y nos lo muestran muchas veces, son imágenes que van acompañadas de comentarios similares a los que se hacen sobre los cuerpos de las mujeres, esa valoración, esa opinión liviana, como si fuéramos cosas, privilegiando el aspecto.

Y entonces también empezamos a ver títulos y comentarios sobre esos cuerpos, muy parecidos a los comentarios y textos que se escriben en los medios sobre nuestros cuerpos, esos comentarios que acompañan las notas y que naturalizan y normalizan el juicio sobre nuestros cuerpos y nuestra apariencia por parte de cualquier persona.

También nos molestan porque esos comentarios siempre elevan a un pedestal un modelo único de cuerpo, el de la mujer jóven, blanca, delgada con una forma única de cuerpo, con determinado cabello. Se valora un solo modelo de cuerpo.

Con los cuerpos de los varones pasa lo mismo, no todos los cuerpos se muestran como bellos y deseables, no, es el cuerpo de atleta que es blanco, rubio, etc. Glorificamos ese standard el que se nos impone desde la colonización. ¿o no?

Y entonces nos encontramos con la explicitación de esto que también está empezando a suceder. Así funciona , la repetición naturaliza. Si los medios lo hacen, ¿entonces es que esta bien? ¿Entonces es que está bien aprobar y desaprobar cuerpos?

También lo vemos en publicidades, donde se nos invita a consumir viajes poniendo como carnada el cuerpo de los varones europeos. Dando cuenta una vez que el mundo de la publicidad está lejos de entender que igualdad no es «lo mismo pero al revés». Cómo si además nuestra mayor intervención y opinión respecto del mundial solo pudiera ser señalar si tal o cual jugador «es lindo» o está buenoo lo que sea, dejando afuera cualquier inclusión de las mujeres como jugadoras de fútbol y consumidoras de deportes.

Desde acá, hace mucho  que venimos mostrando como se ha homogeneizado la imagen del varón joven, cómo se les impone a los varones desde la niñez un estándar físico o de belleza, los cuerpos empiezan a ser idénticos,  el standard de belleza que se promueve,  el modelo de cuerpo que se impone  es el del atleta profesional,  los músculos marcados, especialmente los  abdominales, las espaldas anchas, los torsos depilados son algunas de las características.

Al mismo tiempo claro, esto empieza a hacer mella en la autoestima de los varones adolescentes a quienes les empieza a pasar eso mismo que a nosotras nos ha pasado siempre, el desencanto y desprecio por el propio cuerpo, el rechazo, la intención de editarlo, el señalamiento de todo lo que no encaja en ese modelo como algo que está mal, es feo, o «no es lindo», las críticas sobre los otros cuerpos y todo lo que implica poner el foco en la apariencia de los seres humanos cómo valor preponderante.

Esto trae un montón de consecuencias, bullyng, depresión, trastornos en la alimentación, todo eso que parecía exclusivo del mundo y los padecimientos de las mujeres y que de hecho se nos atribuía casi por nuestro género, resulta que también les pasa a los varones, básicamente porque no éramos / somos nosotras las que estamos mal, no somos nosotras las histéricas, neuróticas, depresivas trastornadas por nuestra apariencia, es la cultura la que nos oprime y aplasta nuestra diversidad y cualquier posibilidad de habitarla y ponerla en juego. Salirse del standard es castigado con la separación, el señalamiento, la agresión, la patologización del malestar que traen esos modelos impuestos.

Y bueno, esto les está pasando también a los varones jóvenes porque claro, como lo contamos en este video, hay un negocio atrás de esto que se expande y crece, que necesita más seres humanos inseguros para poder venderles más cosas. La industria de la medicina estética, la industria de la moda, la industria cosmética que ahora también bombardean a los varones con imágenes homogéneas por un lado, con productos que presuntamente los acercarán a esas imágenes por el otro. Las mujeres sabemos bastante de esto.

Desde MQNFT lo venimos contando porque este sistema en el que estamos viviendo, en el que los varones son amputados de su sensibilidad y empujados por la cultura a la violencia, convirtiéndolos en opresores oprimidos, y haciéndoles creer que son privilegiados, y que el tema de la desigualdad es solo nuestro es parte de lo que queremos hackear. Esa también es una trampa. Hacerles creer que el asunto no es con ellos. Si chicos, con ustedes también es.

¿Qué tiene que ver esto con el mundial y las fotos de los islandeses y demás jugadores las redes y medios?

Todo.

Porque si hemos entendido que hablar de la apariencia de las mujeres, cosificarnos, usar nuestros cuerpos para vender cualquier cosa y poner siempre el foco en nuestro aspecto físico  es una forma de dominación y opresión porque se nos impone un modelo de belleza inalcanzable e inexistente, que tenemos que alcanzar para ser valoradas como mujeres y en esa carrera nos alienamos en el culto a esa apariencia y nos perdemos en la carrera de alcanzar ese standard inalcanzable despreciando nuestro linaje, perdiendo nuestra energía creativa vital y potente, nuestro tiempo y dinero en algo absolutamente banal e intrascendente. Si hemos entendido que eso es así, que eso es violencia, entonces ¿por qué  lo aceptaríamos respecto de los varones, por que lo promoveríamos? ¿Por qué usaríamos nosotras las herramientas de opresión para aplicarlas a otros?

Todo esto nos deja pensando ¿De qué manera implementar las prácticas y las reglas de juego que nos han colocado desde hace tanto tiempo en un lugar del que nos costará mucho salir, puede ser algo beneficioso para todos? ¿Desde que lugar nos llevaría a una construcción más humanista naturalizar la cosificación de la que seguimos siendo víctimas? Porque si naturalizamos y aceptamos la cosificación de los varones porque rechazaríamos la de las mujeres?

Nos lo preguntamos y les compartimos nuestra pregunta.

Desde este espacio de reflexión y hacer, no queremos igualar para abajo, no creemos que la igualdad es lo mismo pero al revés. No, no nos interesa esa propuesta. No, no nos parece que haya grados ni distinciones. Creemos que se trata de mercantilización y consumo, de naturalizarlo y aceptarlo como una práctica normal”, y no queremos jugar ese juego queriendo,  ni sin querer.

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