Encontrarme en la diferencia: prueba no superada

Una de las piedras que más pesan en mi mochila de migranta es la de la amistad.

En Argentina, el espacio de reunión es privado y más íntimo: la casa, les que pueden tienen quinchos con mesa grande y parrilla, les que no improvisan un chulengo o te hacen preparan un guisacho de lentejas tamaño familiar. En España es muy distinto; acá las reuniones se dan en el afuera, en el bar. Las casas son una suerte de templo sagrado que sólo conoce un grupo selecto y exclusivo de personas, acá eso de caerle a tomar mate a tu amigue porque estás justo cerquita de su casa no es una opción.

Pero además del espacio las formas también son distintas y yo todavía no logro encontrarme en esa diferencia; tal es así que siento que, si bien conocí personas a las que les tengo mucho cariño, sólo uno de esos vínculos es verdaderamente de amistad.  Sólo una persona en 9 años… ¡Qué frustrante! Yo, que siempre fui una Roberta Carlos, no puedo vincular con la gente, perdí esa habilidad… ¿perdí esa habilidad? Quizá por eso mantengo intactos los lazos con mis amigues argentines, quizá por eso también cada equis me da una crisis existencial y quiero volver sin importar si Milei o Macri…

Y si tocamos el tema amistad y aunque sea desmotivante, ¡qué doloroso es perder amigues estando a un océano de distancia! El valor de estar en el abrazo, acompañar el proceso con presencia, despedirte, llorar abrazada a quienes querían y conocían a esa persona es indescriptible. En mi caso los duelos en la distancia duran más, porque los paso un poco más sola. Las personas que me rodean pueden contener, pero no comprender el significado de esa falta.

La amistad en mi proceso migratorio es una montaña rusa de sensaciones, aunque de algo estoy segura: no estoy dispuesta a pagar el costo de la integración, bajo ningún punto de vista quiero perder mi estilo de vincular, porque ese estilo fue el que me permitió forjar vínculos de calidad, con mi impronta intensa, cercana y brindada…

¡Feliz día del amigue! Y gracias a la banda loca que me aguanta el corazón.

(Martín, Roque de mi alma, estás acá♥ siempre)