El puesto de la estética
El Banco de La Pampa, tiene en su página una sección para postularse a trabajos, en la que entre otras cosas te piden altura, y talle de pantalón y calzado. ¿Qué tiene que ver cuanto calzás con tu desempeño profesional? ¿Qué tiene que ver tu talle de pantalón con tu capacidad para resolver los asuntos que se te presenten? Nada, pero no se trata de eso. Se trata de elegir primero a las personas y especialmente a las mujeres por su apariencia física. Cuanto medís, y que talle usás les permite saber si sos gorda o no, básicamente y ese va a ser un primer filtro para que te den o no el trabajo.
Naomi Wolf en su libro el Mito de la Belleza dice que se nos ha impuesto un requisito de belleza profesional para acceder a todos los trabajos. Esto es así en todos lados y todo el tiempo. Vivimos en una cultura cosificante que valora más nuestro aspecto y lo agradable que seamos a la vista, de acuerdo con el patrón de belleza vigente que exige delgadez, juventud, piel blanca, cabello lacio largo y claro, vestirnos ajustadas y exponer partes de nuestro cuerpo, entre otras cosas además de ciertos mandatos de conducta asociados a la belleza. Es un dispositivo político que disciplina y excluye a quienes no encajan en él, y que tiene un componente fuertemente racial, de clase y capacitista.
Estas prácticas que excluyen a una gran mayoría de personas son discriminatorias. Les permiten a quienes tuvieron el privilegio biológico de nacer con ciertas características físicas hoy consideradas valiosas, ubicarse por sobre el resto de las personas y acceder a determinados beneficios que les son vedados a quienes no encajan ahí. Una minoría privilegiada accede, el resto, el mismo resto de siempre, se queda afuera. ¿Por qué no hablamos más de esto que daña y excluye a inmensas mayorías? ¿Por qué se minimizan los efectos? ¿Es justo? No. Para nada.
Sin embargo lo aceptamos y parece ser la total normalidad a tal punto que un banco provincial lo pone como información a suministrar para las personas que se postulan para trabajar. ¿A cuántas de nosotras nos ha pasado ser rechazadas en trabajos por nuestra apariencia aunque no nos lo digan? Les leemos.