El empleo del tiempo

Por Li Vomero

Decidí no maternar, en distintas instancias.

No me vi ahí, no me imaginé en las tareas propias de esa ocupación, como sí me imaginé, en otros lugares por los que pasé.

Siempre sentí que podía entrar y salir de los espacios que me interesaba habitar, que podría hacerlo con comodidad, aunque en general, les dedicaba bastante tiempo y permanencia.

Sentía que maternar, no tendría puerta de salida en lo inmediato, ni en lo mediato, si es que alguna vez la tendría. Sentía que se congelaría mi vida en una foto fija.

Nunca disponemos totalmente de nuestro tiempo para lo que se nos ocurra. Están las necesidades materiales de subsistencia, que muchas veces no nos permiten hacer lo que más nos gusta, algunos compromisos sociales, responsabilidades familiares, están los cuidados de nuestra salud. Tenemos que abrirnos paso, entre todas estas cosas, para vivir un tiempo que podamos sentir como propio, en el que podamos elegir la manera de estar, haciendo lo que queramos, que también incluye mirar al cielo, tirarnos al sol, divagar un poco.

Imaginarme como madre, me hacía sentir en dependencia de otre, que necesitaría a su vez de mi dependencia. Sentía que ese ida y vuelta, restringiría mi manera de estar en lo que quería, y que limitaría aún más, y hasta haría desaparecer, esa forma de fluir libremente en lo que se me iba presentando.

“Pasado un tiempo no hay vuelta atrás”, recibía del entorno. Tampoco hay vuelta atrás después de ese paso.

Les niñes son fantásticos, fantásticas, en todas las edades. Esa expresión de regocijo cuando empatizamos, esa caricia tierna, los juegos, la euforia, el descubrir, las ocurrencias, la capacidad de inventar, el disfrutar con poco: un papel plegado, unos lápices de colores, una consigna divertida y empieza la magia.

Se puede también fluir allí, pero maternar, nos requiere de otra manera a las mujeres urbanas, que venimos de familias nucleares y que establecemos relaciones sexo afectivas, más o menos desde esa impronta. La crianza y el cuidado, nos toman como protagonistas de un solo papel, por mucho tiempo.

En las relaciones sexo afectivas, podemos en todo caso improvisar, ensayar, ir y venir dialogando, interactuando con otros, otras, otres, que también cuentan con una relativa autonomía, o sea, en ciertas condiciones de igualdad. Pero el comienzo de la vida, comporta una fragilidad, una precariedad, que requiere de nuestra presencia de otra manera para abrirse camino, y durante bastante tiempo, que será nuestro tiempo. En todo caso y por sobre todo, nos tiene que resultar placentero imaginarnos allí.

Seguramente en el futuro, en la medida que vayamos consolidando las transformaciones que nos proponemos, encontraremos colectivamente, otra manera de transitar, de sostener la precariedad de un otre, sin exclusividad, y que nos permita disponer de nuestro tiempo con mayor satisfacción. 

SI TE SIRVEN NUESTROS CONTENIDOS APOYANOS

Deja un comentario

Carrito de compra
Abrir chat
💬 ¿Necesitás ayuda?
Hola 👋🏻 Estamos disponibles para ayudarte!