Y así desde niñitas somos adiestradas en aguantar el dolor para ser mujeres, porque somos mujeres.
Nos acostumbran a editarnos el cuerpo, sacarnos de allá, ponernos acá, porque mujeres.
Y nos acostumbramos al dolor y la incomodidad porque mujeres.
Lo naturalizamos, lo hacemos parte de nuestra vida.
Nos convencen de que “la belleza” duele, “el amor” duele y “el parto será con dolor”.
Cortemos estas cadenas de dolor, desaprendamos.