Aparece de nuevo este tipo de contenido, viejo, sexista, machirulo, anticuado, que convierte en hábito y carne la descalificación, infantilización y desjerarquización de todo lo que se identifica como femenino.
La mujer es tonta, “pesada” “hincha pelotas”, banal, superficial, infradotada, no entiende y no sabe nada de todo lo que se necesita para la vida, depende del Varón que si sabe, es el inteligente, entiende, subestima, es irónico, genera complicidad con el público “que también entiende” “los vivos” que se rien “de las minas que son todas boludas e hincha pelotas”.
Las mujeres de esta serie eran infantilizadas, cosificadas, desjerarquizadas. La hija adolescente, rubia, hegémónica, “tonta y fácil”, que sigue los pasos de la madre. La suegra, una “ballena encallada” -despliegue normal de gordo odio-, y la vecina que trata de rebelarse y salirse de los mandatos sofocantes y opresivos era una loca, alcohólica, exagerada, ridícula, como nos muestran a las que nos salimos de la celda en la que el modelo nos quiere calladitas y sumisas.
Acá una muestra de lo que fue la serie, y lo que será la obra de teatro, hay gordo odio, estereotipos que nos dañan, violencia, todo lo que ya no da, pero en clave “chiste”, para que si nos quejamos y decimos basta de meterse con nosotras, nos digan “no ves que son unas hincha pelotas” “es humor” “no entienden el chiste”.
Acá no nos reímos. Al contrario, se nos acelera el corazón y se nos retuerce la panza. Porque no son chistes, es violencia simbólica, que construye y legitima todas las violencia y desigualdades que nos afectan. Construye la mirada infantilizada, la idea de que no entendemos, ni somos tan capaces de valernos por nosotras mismas de funcionar y comprender el mundo a la par de los varones. La idea de que expresar la desigualdad es ser “hincha pelotas, pesadas, mal cog*das,”.
Nos duele la panza porque a todas muchas veces desde el jardín de infantes nos lo hicieron sentir. Construye ese mundo en el que ya no queremos vivir.
Dejemos de reírnos de lo que nos daña.
Celebramos la resistencia de @eriquitarivas