Es la acción colectiva de compartirnos, hacernos visibles con y para las otras, para que sucedan otras cosas, nos animemos a explorar acciones, territorios, formas de habitarnos que nos dijeron que no eran para nosotras. Es decir lo que no se dice y mostrar lo que nos enseñaron que no debe ser mostrado.
Como dicen les amigues querides de @ProyectoSquaters mirar como no quieren que miremos, mostrar lo que nos dicen que ocultemos es rebelarnos frente a este sistema que nos siembra la vergüenza para rompernos.
Nos vamos empujando entre nosotras, nos vamos contagiando la curiosidad, vamos habitando el “si ella puede yo también”.
Esta campaña la hacemos entre todas. Vamos que vamos!
Es hablar también de esto y pornerle un límite. ¿Cuántas de nosotras hemos sido humilladas por nuestra propia familia por no cumplir el mandato de belleza?¿A cuántas nos siguen insistiendo una y otra y otra vez con que hagamos esto o aquello para encajar aunque hayamos dicho un millón de veces que no queremos? El ideal de belleza es un dispositivo más para facilitar y justificar la violencia sobre nosotras, el control de nuestros cuerpos, hábitos, tiempo.
Tenemos tan internalizada la vergüenza de no encajar que muchas veces nos quedamos calladas, y casi que pedimos disculpas por ser como somos. Somos nosotras las que nos incomodamos frente a esa violencia que circula naturalizada pero sobre todo legitimada desde un montón de instituciones y lugares.
Podemos entender de donde viene esto, pero necesitamos ponerle un límite y un freno. No hay nada, absolutamente nada en la forma de nuestro cuerpo que justifique la humillación, las opiniones, la violencia. No le debemos belleza a nadie.
¿Qué hacen ustedes en estas situaciones? ¿Cómo reaccionan? ¿Qué les gustaría poder hacer?