Cajita de zapatos

Una torre de platos sucios erigida de manera tan estratégica e imponente que estoy segura daría envidia a cualquier arquitecta o ingeniera. El lavavajillas muerto de risa al lado se había convertido de manera no-oficial en el contenedor de platos limpios. El misterio de las tazas o cucharas que desaparecían y aparecían por arte de magia en la cocina. Las migas de pan desperdigadas como constelaciones sobre la mesa quizás también llevaban miles de millones de años ahí arriba. Que gran pérdida para los arqueólogos el no poder analizarlas, estoy segura que contendrían material invaluable de la civilización londinense de los últimos 100 años. El lavarropas era una cueva con su propio sub-clima, flora y fauna creados por una bola de ropa limpia y mojada, digna de un título de un libro de García Marques como un “Crónicas de un lavado sin secado” o “Cien años de un material sintético”.

¿Cómo no caer en el rol de compañera copada que se echa al hombro la limpieza, orden y cuidado de un hogar que es de todos y no es de nadie? Hay gente que hace yoga o va al gimnasio. Yo levantaba pesas mentales a las que le metía muchos kilos para que detengan mis ganas de convertirme en esa persona. Obvio que lo intenté, al fin y al cabo, quien no quiere ser la buena mujer, recibir halagos por el cuidado y ser “diferente”. Además, ridículamente, me sentía representante de todo el continente Latinoamericano y no quería que, por mi culpa, se forjen más estereotipos en contra de las personas latinas. Hice también, por tres meses consecutivos, un cuadro distribuyendo las tareas por semanas así la carga se hacía menos pesada para todos. El último, datado: marzo del 2012, pintado a mano con diferentes colores y decorado con dibujos. Ya podría tranquilamente exhibirse en el British Museum ya que, cuando me fui de ese lugar en el 2016, ahí seguía, descolorándose lentamente. No tengo pruebas ni tampoco dudas que debe seguir en ese proceso de convertirse en una reliquia. 

Algo que parece tan sencillo como limpiar una casa compartida con varias personas, me quitaba horas de descanso y de estudio. No daba abasto. Trabajaba todo el día en ese café del infierno, del que ya hablé brevemente en otra entrada del boletín, y estudiaba para aprobar el examen de inglés (IELS). Si lo lograba, iba a poder estudiar la maestría y eso me permitiría irme de ahí. Pero eso no fue lo que pasó, tras esos prometedores estudios “superiores” continuaron sucediendo más estudios y más trabajos demandantes y mal pagos. La realidad es que, en ciudades grandes como Londres, no se corresponde las “oportunidades” laborales con las de vivienda. Tardé muchos años en poder irme de ahí y, aún hoy, no entiendo como no exploté y salí corriendo. La necesidad que sentía era desesperante, pero no encontraba la puerta de salida.  La crisis se vio agravada por el Covid ya que se redujo en un 41% el alquiler de viviendas privadas. Al mismo tiempo, el precio del alquiler aumentó en un 20% tras la pandemia*. El resultado son menos viviendas disponibles para alquilar y, la manera de acceder a ese prometedor alquiler es compartiendo. Aunque no fue mi caso, me parece importante compartir que en Londres un 54% de personas vive en departamentos y casas compartidas y de ese número, 13.7% se encuentran en situación de hacinamiento**. Lamentablemente, esas cifras no distinguen cuantas de esas personas son migrantes. Pero, basada en mi experiencia trabajando en ONGs en esa ciudad, me puedo imaginar que debe ser una proporción alta.

Mi cajita de zapatos llegó tras muchos años y varios trabajos después de lo planeado. Recuerdo el día que pasé el periodo de prueba en el que me dijeron que mi contrato era indefinido. Ahí pasé un tiempo largo buscando un departamento que se ajuste a mi presupuesto. El lugar tenía una cocina ínfima y un frigobar en vez de heladera. Pero me sentí como la mismísima propietaria del palacio de Buckingham. Todavía recuerdo la alegría de despertarme la mañana siguiente, encontrar la cocina ordenada, prepararme un café y comer en una mesa sin migas. Ese fue uno de mis pequeños grandes logros de mi vida. 

*Fuente: LSE Consulting, Savills, “Supply of Private Rented Sector Accomodation in London”, July 2023. Trust for London** Fuente: Office for National Statistics, “Data and análisis from Census 2021”

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