Las invisibles…

Mónica Garnica Luján, es el nombre de una chica que murió antes de ayer en el hospital porque el 24 de Diciembre su pareja la prendió fuego, tenía dos hijitos, y estaba estudiando para instrumentado.
Débora Mansilla es el nombre de una mujer asesinada por su pareja, la quemó, la prendió fuego.
Irina Daiana Lopez, es el nombre de una chica de 16 años que fue violada por seis hombres, uno de ellos era su novio, murió desangrada como consecuencia de la violación porque había tenido una cesárea seis meses antes. 
Estos tres son los nombres de algunas de las mujeres asesinadas en lo que va del 2018 como consecuencia de la violencia de género, la mayoría a manos de sus parejas o ex parejas.
Escribimos sus nombres, porque no aparecen en los medios masivos. 
Tampoco salen los nombres de sus asesinos, no nos bombardean los medios con sus imágenes, casi no sabemos quienes son, no conocemos sus caras, no aparecen en todos los medios sus fotos de perfil de  redes sociales, no aparecen notas sobre sus hábitos de vestimenta, no sabemos donde trabajan, quienes son sus amigos, ni si fueron o no detenidos porque los medios no se ocupan de ellos.
Pero otra vez, al igual que en el caso de  Julieta Silva   los medios se ocupan insistente y persistentemente de  Nahir Galarza una chica que presuntamente habría asesinado a su novio, si,  presuntamente porque todavía la justicia no la condenó, aunque los medios si.
De ella sabemos todo, claro. En todos los medios salieron notas y más notas con su foto, las fotos de sus redes, de su detención. Imágenes de chats que tenía con su novio, cómo se vestía, donde está detenida y todos los detalles escabrosos y  que alimentan el morbo de los morbosos y violentos. 
¿De qué habla esto? ¿Cual es el mensaje?
Se nos ocurren varios,  como por ejemplo que  no importa cuantas mujeres sean asesinadas, que vivas o muertas somos invisibles salvo que se exponga nuestro cuerpo, que la vida de un hombres es mucho más importante que la de una o muchas mujeres, les dejamos la tarea de pensar los que se les ocurran.
Lo que si está claro, es que ninguno de estos mensajes es inocente ni casual, sino que expresa una mirada sobre el problema y sus consecuencias, expresa un paradigma, una forma de pensamiento que no hemos construido conscientemente las mujeres, y que no nos contiene.
La irresponsabilidad de los medios a la hora de mostrar, contar e informar, sobre los femicidios no puede seguir siendo algo a lo que nos acostumbremos y naturalicemos, no puede no tener consecuencias. Es trabajo nuestro, de todxs los que queremos que Ya Basta, que #NiUnaMenos, exigir, mostrar, señalar y denunciar este tipo de coberturas, tomar acción, y decir Basta. 

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